1. Confirma que eres capaz de perdonarte a ti mismo
Si no puede pensar en lo que ha hecho ni siquiera un minuto sin querer pasar inmediatamente a otra cosa, o si se encuentra sumido en un abismo de pensamientos repetitivos e inútiles sobre lo que ha hecho, es normal. Las personas a las que les cuesta perdonarse a sí mismas pueden sufrir ansiedad, insomnio y depresión, y en los casos más graves incluso traumatizarse deliberadamente.
A veces sentimos que perdonar es una meta inalcanzable para nosotros. Así que decirte a ti mismo que puedes con todo es un paso importante en el camino hacia la curación. Empieza por preguntarte: “¿Creo en mi capacidad para ser mejor persona, para cambiar y mejorar, sabiendo que tengo defectos como todo el mundo?”.
Aunque tu cerebro responda con un “no” inequívoco, desafiar tus pensamientos negativos te ayudará a ver la posibilidad de perdonarte a ti mismo. Esto es necesario para iniciar realmente el camino hacia él.
2- Trátese como a su mejor amigo
Cuando salimos de nuestra zona de confort moral, a menudo nos reprendemos por ello, lo que no ayuda en absoluto. En su lugar, necesitamos practicar la autocompasión.
Imagina que tu mejor amigo te llama después de romper con tu novia e inmediatamente empieza a reñirte con las últimas palabras. Lo más probable es que le digas algo como: “Oye, todo el mundo comete errores, sé más amable contigo mismo”. Pero cuando se trata de nosotros mismos, no mostramos ese tipo de compasión. Por eso merece la pena imaginar qué le dirías a tu amigo si estuviera en tu lugar. Cambiará tu perspectiva y aliviará los sentimientos negativos dirigidos a ti mismo.
Si eres duro con tus amigos y siempre dices las cosas como son, puede que este consejo no te sirva. En ese caso, imagina que eres un niño inocente o incluso un cachorro revoltoso. La idea es derretir tu corazón hacia tus propias acciones. Es humano cometer errores. Puede que hayas metido la pata hasta el fondo, pero eso no te convierte en una mala persona: hay una diferencia entre “lo que hice fue terrible” y “soy terrible”.
3. Escribe o detalla los hechos
Cuando cometemos un error, a menudo nos invade un abrumador sentimiento de culpa. En este estado, es tentador ver la situación a través de la lente del autodesprecio y el pensamiento catastrofista, o incluso negar el efecto que tuvieron tus acciones.
En estos casos, ayuda poner por escrito todos los hechos, incluso los no tan buenos, enumerarlos en voz alta para ti mismo, por ejemplo grabando un vídeo o un mensaje de voz, o hablar de la situación con alguien imparcial en quien puedas confiar. Así dejarás de alterarte y empezarás a tratar lo ocurrido como una lección de vida.
Si no eres sincero contigo mismo sobre el origen de tu sentimiento de culpa, te resultará más difícil perdonarte y cambiar tu comportamiento en el futuro.