1. Estire
La transición brusca de un ejercicio vigoroso a una actividad tranquila puede provocar mareos o desmayos. Un calentamiento calmará el cuerpo y lo preparará para el cambio de actividad. Es especialmente importante hacerlo si tienes problemas de corazón o has hecho ejercicio cardiovascular.
2. Bebe agua
Tus músculos necesitan agua tanto para trabajar eficazmente como para recuperarse cómodamente. Para calcular cuántos vasos necesitas beber después de entrenar, utiliza una báscula: colócate sobre ella antes y después de entrenar. El peso perdido será igual al volumen de agua que te falte. Si no hay aparato, detente en uno o dos vasos: seguro que no serán superfluos.