3. Masajea tus músculos
Los masajes alivian el tono excesivo, reducen la intensidad del dolor muscular y la propia probabilidad de que aparezca. No hace falta que acudas a un especialista: puedes masajearte tú mismo el cuerpo trabajando suavemente cada músculo implicado en el entrenamiento durante un par de minutos. Para potenciar el efecto, utiliza un rodillo o una pelota de tenis.
4. Come
La comida ideal para después del entrenamiento debe contener muchas proteínas para la construcción muscular y algunos hidratos de carbono para la recuperación de energía. Por ejemplo, un bocadillo de atún, ensalada de pechuga, trigo sarraceno con champiñones o yogur griego.
El momento exacto para picar depende de la comida previa al ejercicio:
Si has hecho ejercicio con el estómago vacío, come algo enseguida;
si comiste 2-3 horas antes del ejercicio, come antes de una hora;
si has tomado un tentempié antes del ejercicio – antes de dos horas.
5. Dormir bien
Dormir bien el día del entrenamiento es especialmente importante. Durante una noche de descanso, los músculos se relajan y se recuperan. Además, cuando duermes, tu cuerpo produce las hormonas necesarias para mejorar el rendimiento del ejercicio.