No te pases
No hace falta que hagas un entrenamiento largo después de levantarte. 10 minutos por la mañana, por la tarde y por la noche pueden proporcionar casi tantos beneficios como una sesión de ejercicio de 30 minutos. Si esperas resultados impresionantes de inmediato, te decepcionarás rápidamente, mientras que las sesiones cortas te ayudarán a coger ritmo poco a poco y a convertir el ejercicio en un hábito.
Los ejercicios de estiramiento deben hacerse lentamente, sin tirones. Una tensión agradable en los músculos es bastante normal, pero no debe tolerarse un dolor agudo: es una señal de que hay que parar y cambiar de posición. Entre los ejercicios de fuerza añada pausas breves de hasta 10 segundos. Cuando haya realizado todo el complejo, siéntese en el suelo en una posición cómoda y respire profundamente.
Prepare un desayuno ligero
Si no te sientes cómodo haciendo ejercicio con el estómago vacío, empieza la mañana con un desayuno ligero. Una hora antes de entrenar, puedes picar cereales integrales, un plátano, un yogur o beber un vaso de leche desnatada. Procura no comer en exceso: es poco probable que disfrutes del ejercicio si sientes pesadez de estómago.
Procure comer siempre a la misma hora. Esto creará un reflejo alimentario condicionado que influirá en la liberación de jugos gástricos, lo que significa que los nutrientes se absorberán mejor.